
Ya no se usan remedios. Se buscan soluciones, medidas urgentes, pero no remedios. Remedios suena a otra época: añeja, lenta. Desde el inicio de su nuevo álbum Le Parody reivindica ese tiempo más denso. Ante la emergencia, Remedios
Ya no se usan remedios. Se buscan soluciones, medidas urgentes, pero no remedios. Remedios suena a otra época: añeja, lenta. Desde el inicio de su nuevo álbum Le Parody reivindica ese tiempo más denso. Ante la emergencia, Remedios
Asumí la dirección creativa y los estilismos de Remedios desde una mirada que busca fundir lo artesanal con lo ritual. Mi proceso parte de crear imágenes que no son meros acompañamientos gráficos, sino espacios donde la materia, el cuerpo y el símbolo se entrelazan hasta construir un relato visual autónomo.
Las tres portadas trazan un mismo mito en tres actos: primero, la aparición de un rostro oscuro y casi oracular (Virtudes); después, la irrupción de la amenaza, el filo y la punzada (Se Clavan); finalmente, el tránsito hacia lo colectivo, donde ese mismo rostro es cargado, abrazado, procesionado (Remedios). No son escenas aisladas, sino un continuo: del silencio a la herida, de la herida a la comunión.
Las imágenes no son solo portadas; son escenas de un mito personal que se expande con la música, un rito de vulnerabilidad compartida, de fe y redención.
Para los videoclips de Remedios concebimos una línea estética que atravesara lo sagrado y lo campesino, lo visionario y lo terreno. En el atelier de el Cardenal desarrollamos prendas específicamente para ella —esculturas de cuero, tejidos oxidados, superficies que parecían arrancadas de un paisaje— que se mezclaron con piezas de archivo, transformaciones y colaboraciones con otras marcas como BUJ Studio o Cherry Massia. El resultado es un vestuario fragmentado y a la vez coherente: cuerpos que se visten de metal brillante como espejismos solares, vestidos que arrastran raíces y sedimentos, pantalones que brillan frente a tractores como si fueran tótems futuristas, túnicas ceremoniales que alzan ramas y espadas, encajes consumidos por el fuego y gasas que respiran al viento. Cada estilismo se pensó como un ritual: una forma de encarnar en el cuerpo la tensión entre tierra y cielo, destrucción y renacimiento, con la misma violencia poética que atraviesa la música de Le Parody.













El vestuario de la gira de Remedios se articula en tres piezas únicas que nacen de tejidos recuperados y sometidos a nuevas mutaciones. Son fragmentos del pasado cosidos con la urgencia del presente, como restos que insisten en transformarse en cuerpo vivo. Cada prenda guarda la huella de un exceso antiguo y la convierte en símbolo, reclamando que ya no hace falta producir más para invocar belleza. En ellas conviven cicatrices textiles, colores velados y arrugas tensadas, como si la memoria del material se rebelara contra el olvido.




















