
Hay colecciones que empiezan con un tejido, un color, un cuadro, una situación cultural concreta. Otras, como la de Daniel Rabaneda para Ángel Schlesser, parten de algo tremendamente personal y poco habitual: la escalada. “Por circunstancias de trabajo y demás, dejé de escalar, y justo cuando comienzo la colección retomo la escalada, así que apetecía hacer un guiño a eso, porque para mí la escalada es un momento de evasión, de concentrarme en mí”, cuenta el diseñador. “Soy muy consciente de mi cuerpo y me abstraigo totalmente de todo lo que me rodea, y me apetecía plasmarlo.































