
Artesanía
La artesanía no se entiende como un gesto nostálgico, sino como una práctica en movimiento.
Aprendemos los oficios en su forma más tradicional para adaptarlos a nuestra propia visión, a las necesidades del presente y a los materiales que llegan al taller.
El trabajo con cuero es el punto de partida: curtidos con historia, pieles que muestran sus fallos, técnicas transmitidas de generación en generación. Pero aquí no se busca repetir lo ya sabido, sino tensionar esos métodos, corromperlos y llevarlos hacia lugares inesperados. El corte clásico puede convertirse en otra cosa, la costura precisa se deja torcer para abrir una superficie nueva.
El taller funciona como un espacio de ensayo, donde herramientas, restos de material y gestos heredados se mezclan con intuiciones actuales. Lo importante no es la perfección inmaculada, sino la fidelidad a un proceso que asume la huella de la mano y la transforma en identidad.
Así, cada pieza de el cardenal nace del mismo lugar: la tradición aprendida y la voluntad de desviarla. No para negar el oficio, sino para demostrar que la artesanía sigue viva cuando se expone a la contradicción y al presente.
Sostenibilidad
Para nosotros la sostenibilidad no es una etiqueta, sino una práctica diaria.
Supone dedicar tiempo a buscar, seleccionar y adaptar materiales que otros descartan o no consideran útiles. Hablamos de actuar con lógica y coherencia: aprovechar lo que existe, prolongar la vida de cada pieza y evitar falsas soluciones disfrazadas de ecológicas. El cuero ocupa un lugar central por su durabilidad, y junto con excedentes, errores y restos de tejido, nos permite construir objetos que resisten y evolucionan con el paso del tiempo.


